domingo, 6 de diciembre de 2015

Los sueños de Lolo



Hace cuatro noches soñé con Juan. Yo estaba en una casa antigua donde había una fiesta un domingo al mediodía. Lo veía desde lejos acercándose, tal como lo recuerdo de la noche en que me enamoré de él en la discoteca. Pero en el sueño no tenía una sonrisa como ese día. Estaba disgustado con el ceño fruncido. “Tengo que vengarme de ti, es lo justo por haberle enviado ese correo electrónico a mi ex con fotos nuestras” me dijo con rabia. Intentó empujarme por un peñasco pero no lo logró y la última visión que tuve de él era su cuerpo arrollado por un tren.

Hace dos noches soñé con Ronald. En el sueño él venía a Bogotá a comprar un apartamento. Estaba contento y sonreía porque siempre había querido vivir aquí. Visitamos varias locaciones y luego desayunamos. Yo lo miraba intentando encontrar las características del hombre que conocí hace ocho años y a quién he vuelto a ver. Una mosca lo picó y Ronald se enfermó en el sueño. Corrimos a un hospital y antes de despertar lo vi en una camilla, me juró que iba a estar bien, que el problema no era su cuerpo sino los desgraciados mosquitos del trópico.

 Anoche Carlos soñó conmigo.
—¿recuerdas ese cuadro de Manet, Le Déjeuner sur l'Herbe? Me preguntó.
—Por supuesto que lo recuerdo, le dije.
—Pues fue así. Bueno, así era el asunto, solo que estábamos vos y yo en el Parque Nacional. Vos estabas desnudo y recuerdo que hasta te preguntaba si no tenías frío. Me dijiste que solo en los pies y yo me quité los zapatos para que te los cubrieras. ¿Hay algo más absurdo que estar con alguien desnudo y que la única prenda que uno le preste sean los zapatos?

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